¿Qué son las grasas y aceites industriales?

Las grasas y aceites industriales–también llamados aceites vegetales refinados llegaron al mercado con la invención de la prensa de rodillo en los años 1890s. Esta tecnología permitió a los fabricantes sacar el aceite de las semillas duras. Antes de eso, los únicos aceites vegetales que se consumían eran los de frutos oleosos como la oliva, el coco y el fruto de la palma, y de semillas muy oleosas como la linaza y el ajonjolí; ambos podían extraerse usando una prensa de piedra.
Las primeras semillas que los fabricantes usaron para producir aceites vegetales fueron las semillas de algodón–un producto de desecho de la industria de la fibra de algodón. El fabricante (Procter&Gamble) fue muy astuto con respecto a las estrategias de marketing que debía emplear para publicitar sus aceites líquidos como buenos para
usar en la cocina y en los aliños de ensaladas, y en publicitar las grasas endurecidas para cocinar y hornear (el endurecimiento es logrado mediante la nociva hidrogenación parcial hasta tener “margarinas” como aquellas de la marca Crisco). Ellos se encargaron de promover la idea de que sus productos derivados del aceite de algodón
era más seguros y sanos que las grasas tradicionalmente empleadas en la alimentación humana como la mantequilla, la manteca, el cebo y el aceite de coco. Muy pronto los fabricantes aprendieron a extraer el aceite del maíz, de la soya, del cártamo y de otras semillas. En la actualidad el 80 por ciento de todos los aceites vegetales viene de los frijoles de soya. Estos son el ingrediente básico en los aceites, la margarina y todas las demás grasas usadas en la casa y en la fabricación de galletas, pasteles, frituras industriales, bocaditos y demás bollería. Dado que los aceites vegetales no contienen colesterol (sólo los alimentos de origen animal contienen colesterol) y que son muy bajos en grasa saturada, la industria de los aceites vegetales creó la falsa impresión de que los alimentos que contienen colesterol
y grasa saturada son malos para nosotros mientras que los aceites de origen vegetal son buenos. Muy al pesar de los intereses de la gran industria, se está haciendo crecientemente evidente que los aceites y grasas industriales–tanto en su forma líquida como sólida son los causantes de muchos problemas de salud en niños y adultos. Además, las grasas tradicionalmente empleadas, especialmente aquellas de origen animal, son fundamentales para el mantenimiento de la salud óptima, para la fertilidad y para concebir niños perfectamente sanos. Al mismo tiempo que son muchos los ingredientes perniciosos en la dieta moderna industrial, las grasas y aceites industriales no dejan de ser los que probablemente generan las peores consecuencias.

Peligros de los aceites vegetales líquidos

Los aceites vegetales líquidos poliinsaturados desencadenan un sinfín de reacciones
difíciles de controlar que pueden llegar hasta condiciones muy serias:
CÁNCER: Los aceites vegetales poliinsaturados son muy frágiles. Fácilmente se
tornan rancios, rompiéndose en compuestos llamados radicales libres y aldehídos.
Estos compuestos son altamente carcinógenos, en especial si se unen con otros
agentes carcinógenos como los químicos industriales y los pesticidas.
ENFERMEDADES CARDÍACAS: Las moléculas rancias de los aceites vegetales
industriales son el origen del daño arterial que genera la necesidad de construir una
placa que termina obstruyendo la arteria. También incrementan los niveles de ácido
úrico en la sangre, un indicador altamente asociado con las enfermedades cardíacas.
ENVEJECIMIENTO PREMATURO: Uno de los impactos de los aceites vegetales
industriales en nuestra salud general es que, al ser altamente reactivos por ser
poliinsaturados, generan inflamación a un nivel que sobreexige y desgasta a los
tejidos. Además, carecen de los nutrientes que la piel necesita para evitar la aparición
excesiva y anticipada de las arrugas.
FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA INMUNE: Los aceites industriales interfieren con
la capacidad del sistema inmune de responder con la rapidez e intensidad necesarias
para protegernos.
DAÑO HEPÁTICO: Los aceites industriales interfieren con la capacidad del hígado de
ejercer una de sus funciones principales, la desintoxicación.
DISMINUCIÓN DE LA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE EN NIÑOS, debido a la
inevitable disminución en el funcionamiento cerebral.
DISMINUCIÓN DE LA FUNCIÓN DE LOS ÓRGANOS REPRODUCTIVOS Y
PULMONES. Especialmente afectados dado que necesitan grasas saturadas para su
funcionamiento óptimo.
CRECIMIENTO INFANTIL DEFICIENTE: Los niños necesitan grasas animales densas
en nutrientes como la mantequilla de vacas alimentadas de pasto para crecer fuertes y

altos. Los aceites vegetales no son un suministro de las vitaminas liposolubles que el
cuerpo necesita y que sólo se encuentran en grasas de origen animal.
GORDURA Y OBESIDAD: Cuando el cuerpo procesa los aceites poliinsaturados una
mayor cantidad de grasa termina en las células grasas sin poder ser liberada como
energía porque vamos perdiendo nuestra capacidad de acceder a ella. Esto además le
indica al cuerpo que aún necesita energía y así seguimos sintiendo hambre y
almacenando grasa sin poder liberarla.

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