El carbono orgánico del suelo (COS) se relaciona con la sustentabilidad de los sistemas
agrícolas afectando las propiedades del suelo relacionadas con el rendimiento sostenido
de los cultivos. El COS se vincula con la cantidad y disponibilidad de nutrientes del suelo,
al aportar elementos como el N cuyo aporte mineral es normalmente deficitario. Además,
al modificar la acidez y la alcalinidad hacia valores cercanos a la neutralidad, el COS
aumenta la solubilidad de varios nutrientes. El COS asociado a la materia orgánica del
suelo proporciona coloides de alta capacidad de intercambio catiónico. Su efecto en las
propiedades físicas se manifiesta mediante la modificación de la estructura y la distribución
del espacio poroso del suelo. La cantidad de COS no solo depende de las condiciones
ambientales locales, sino que es afectada fuertemente por el manejo del suelo. Existen
prácticas de manejo que generan un detrimento del COS en el tiempo, a la vez hay
prácticas que favorecen su acumulación. En este trabajo se discute la relación entre
carbono orgánico, propiedades químicas, físicas, biológicas y el manejo del suelo. Además
se plantean metodologías para estudiar los flujos de CO2 del suelo a la atmósfera.

 

El carbono orgánico del suelo (COS) es un
componente importante del ciclo global del
C, ocupando un 69,8 % del C orgánico de
la biosfera (FAO, 2001). El suelo puede
actuar como fuente o reservorio de C
dependiendo de su uso y manejo (Lal et al.,
1990, Lal, 1997). Se estima que desde que
se incorporan nuevos suelos a la agricultura
hasta establecer sistemas intensivos de
cultivo se producen pérdidas de COS que
fluctúan entre 30 y 50% del nivel inicial
(Reicosky, 2002). La pérdida de material
húmico de los suelos cultivados es superior
a la tasa de formación de humus de suelos
no perturbados por lo que el suelo, bajo
condiciones de cultivo convencionales, es
una fuente de CO2 para la atmósfera (Kern
y Johnson, 1993, Gifford, 1994, y Reicosky,
2002). Existen prácticas agronómicas que
favorecen la captura de C en el suelo (West
y Post, 2002). La labranza de conservación
(Lal, 1997), que incluye a la cero labranza
(FAO, 2001), es un sistema de manejo de

suelos que tiene una alta capacidad potencial
para secuestrar C en el suelo (Rasmussen
y Parton, 1994, Rosell, 1999).
El carbono orgánico del suelo, COS, afecta
la mayoría de las propiedades químicas,
físicas y biológicas del suelo vinculadas
con su: 1) calidad (Carter, 2002, Wander
et al., 2002), 2) sustentabilidad (Carter,
2002, Acevedo y Martínez, 2003) y 3)
capacidad productiva (Sánchez et al., 2004,
Bauer y Black, 1994) por lo que en un
manejo sustentable, el COS debe mantenerse
o aumentarse. Sin embargo, establecer una
clara relación de dependencia entre el COS
y la productividad del suelo es complejo
(Moreno et al., 1999). Pese a la existencia
de abundante literatura que documenta los
efectos del COS sobre las propiedades del
suelo que favorecen el desarrollo de los
cultivos, existe poca información sobre la
contribución directa de un aumento de COS
en la productividad del suelo.

Eduardo Martínez H.1

, Juan Pablo Fuentes E2

., Edmundo Acevedo H.1
1Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Agronómicas, Departamento de Producción
Agrícola. Laboratorio de relación Suelo-Agua-Planta. Casilla 1004. Santiago de Chile.

Correo electrónico: emartine@uchile.cl

2Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Forestales, Departamento de Silvicultura.

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